Un Flaite en America

Uta, estaba chato de acá, wn, ke la weá no anda ni pa atrás. Allá en la pobla miraba esos rascacielos en la tele y me decía: “¡Quiero ser parte de esa weá, culiao!” Así ke un día, que no andaba na con la pera, saqué la ESTA y me lancé a Nueva York, sin visa niuna weá, puro corazón, ¡y a la chucha con los ql!

Al llegar, hice unos contactos con unos chorizos ke movían de la wena, y me puse a venderla a la salida del Fed. Sí, po, ¡de la wena, baboso! Pero ahí conocí a los culiaos del Fed, unos pulentos de la weá ke eran secos pa la chicota. Me enseñaron cómo funcionaba la meca y la seca, los bonos, y todo ese cuento . Igual yo ya algo cachaba, así que de machetiar caleta, pasé de vender de la wena y de ahí a dar las series 7, como choro no más. te explico la weá! Las series 7 son como el carnet pa’ manejar en el mundo de las finanzas en Estados Unidos. Es un examen que te hace sudar la gota gorda, pero si lo pasai, podís vender acciones, bonos y esas weás. Es como tener la llave pa’ entrar al club de los bacanes del billete largo.

Con unos papeles medios truchos, me hice un puesto en un banco, y los perkin ni cachaban. Ahí puro salía a copitear con los wns del Fed ke se iban de tarro con las movías y yo tomaba las posiciones. La vida era una fiesta, wn. Andaba con la gente más choriza de Wall Street, y no andaba con ni un perkin ql. Había un guatón, “El Lobo”, un gringo culiao apellidado Ackerman, un maestro de las inversiones. El loco jugaba con millones como monedas de a luca, el culiao. También estaba “La Reina del Hielo”, una guachita llamada Vanderbilt, siempre elegante la mina y con un ojo pa’ los negocios pal pico. Y no podía faltar “El Tiburón” Rodriguez, un wn medio loco pero con una cabeza pa’ los números de miedo el wn.

Así eran mis días en Nueva York, puro lujo, fiesta y aprendizaje. Me codeaba con los grandes, y me sentía invencible, como choro no más. Pero como la borza, todo lo que sube tiene que bajar, y la vida me tenía preparada una sorpresa, como dicen, “lo que fácil viene, fácil se va”.

Un día, la migra tocó mi puerta. Los rati me cancelaron la cuenta de Twitter, y me encabronaron los ql. Todo se fue a la cresta, los hdp. Me sentí más perdido que chupalla en el desierto. En la cana, me tocó conocer la otra cara de la monea. Compartí con cabros de todas partes, algunos con historias más cuáticas que la mía. Fue una caída jebi, pero nunca dejé que me aplastaran los hijos de la yuta.

Después de un rato, salí libre y volví a Chile. Volví a mi barrio, a mis raíces. Ya no soy el mismo flaite con sueños de grandeza, pero lo chupao y lo bailao no me lo quita nadie. Ahora miro los aviones pasar y me río de los peces de colores. La vida me jugó chueco, pero aquí estoy, levantándome otra vez, con las manos un poco manchadas y el corazón lleno de sueños rotos, pero aún latiendo ctm.

La lección, compadre, es simple: No importa cuántas veces te caigai, sino cuántas veces te levantai. La vida es una weá loca, pero hay que vivirla con tutti, ¡aunque los tombos y los sapos culiaos te la quieran cagar, hay que ser choro no más, po, hijo de la yuta! ¡Arriba los corazones, bróder! ¡Esa es la pura y santa verdad, y que se vaya a la chucha los ql de la migra!

Y ahora como ando agringao, soy el @economistflaite , ¿ki wá?

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